El mundo de las redes on
line está formado por nodos, que son pequeñas unidades reticulares que actúan
de forma autónoma y se coordinan de manera espontánea dentro de un caos
aparente. No requieren una dirección formalmente establecida; cada nodo sabe lo
que tiene que hacer y se comunica con los otros nodos como consecuencia y a
través de las acciones, no para prepararlas.
Sus movimientos surgen por
autoagregación espontánea. Es característica de estas redes la existencia de
múltiples conflictos (cada nodo puede tener el propio) que se dan de forma
simultánea y en el devenir de las acciones se produce un orden espontáneo.
Explicado esto, no se
entiende de dónde surge el asombro del oficialismo ante la el cacerolazo de los
ciudadanos del día jueves 13 de septiembre convocado a través de las redes
sociales. Este gobierno es conocido por la exhaustiva utilización de las redes
sociales; sus militantes (sobre todo los más jóvenes) tiene un manejo experto de
blogs, de redes como Facebook y plataformas de microblogging como Twitter.
La característica de la web
2.0 es la generación de conversación on line. Alguien escribe, otro responde y
se genera el diálogo, aún entre extraños. No es este el lugar para hablar de
distintas teorías acerca de la forma de comunicarse en las redes sociales on
line, pero la viralidad, la horizontalidad, la no existencia de un centro de
poder, son sus características.
Mucho se dijo que el reclamo
era amorfo, que cada cual protestaba por lo que le venía en gana: justamente,
en una red distribuida (como lo es Facebook y también Twitter) cada nodo (cada
usuario) puede presentar su propio reclamo y el movimiento se da por
autoagregación al de otros. Lo importante y que debe interesar a los ciudadanos
es que al eliminar cualquier nodo de una red
distribuida, ningún otro quedará desconectado, justamente porque no hay un
centro único de poder.
Por eso se
vieron personas solitarias en las esquinas batiendo sus cacerolas, sin
responder a ningún poder vertical pero unidas en el movimiento generado. Las
personas se comunicaron a través de sus acciones pero no se habían reunido previamente
para prepararlas.
Si la
protesta hubiera sido convocada oficialmente por alguna institución o partido político,
distinto sería el análisis. Asombra que tantos expertos se hayan quedado en la
lectura superficial del fenómeno, tratando de aplicar antiguas categorías de
análisis a un fenómeno novedoso.
Son dos las
cosas que debemos considerar: la protesta, producto del enojo y malestar de una
buena parte de la población; y las herramientas utilizadas para vehiculizarla.
Muchos funcionarios han deseado matar al mensajero, confundiendo la cuestión de
fondo (el enojo y el malestar), los medios elegidos para implementarla (las
redes sociales) y las características
instrumentales del medio elegido (horizontalidad, viralidad, distribución de
poder).-
Fuente de las imágenes: “El poder de las
redes”, David De Ugarte